domingo, 17 de mayo de 2009

Nombre: Marvy Ramírez
Código: 08204087
Tema: Ensayo final
Fecha: 19 de mayo de 2009


La Infraestructura Vial Caleña, Un Dolor De Cabeza Constante



No es ningún secreto el atraso en la infraestructura vial que sufre Colombia, atraso que hoy mantiene al país en inferioridad de condiciones para ser más competitivo comercial y turísticamente. Las razones son muchas: falta de recursos, demoras excesivas en la terminación de contratos, geografía adversa, inadecuada planeación, y corrupción, son solo algunos ejemplos. El repentino urbanizo entre 1950 y 1960, se dio gracias al afán de transformar a Colombia, “de un país rural a un modelo de una ciudad capital principal y varias ciudades intermedias alrededor”[1]. De esta forma Bogotá, Medellín, Cali, Barranquilla, Bucaramanga, Cúcuta y Pereira, empezaron a ser explotadas demográficamente, pero sin una previa planeación urbanística, razón por la cual la infraestructura de transporte no se desarrolló con la misma rapidez.

Cada ciudad tiene un problema especial que requiere de atención inmediata. El desmesurado aumento del parque automotor y la necesaria construcción de obras viales que descongestionen las calles y avenidas, han provocado que haya una crisis de movilidad en las principales ciudades de Colombia.

Los problemas de infraestructura de la capital del Valle del Cauca, se están saliendo de control; de los 2.341 kilómetros que conforman la malla vial caleña, solo el 4% se encuentra en buen estado.

Los huecos y hundimientos que presentan las diferentes calles y avenidas son una de las principales razones por los cuales los accidentes de tránsito han aumentado, pues muchas veces los conductores realizan movimientos bruscos para evitar dañar su carro. Estas maniobras evasivas resultan extremadamente peligrosas cuando hay otros carros alrededor, o aun peor, cuando hay motos y bicicletas debido a que estos accidentes pueden acabar con la vida del conductor. En Cali, cada día muere una persona en accidente de Tránsito, siendo uno de cada tres muertos un motociclista.

La falta de acción por parte del Gobierno Municipal y la Secretaria de Tránsito y Transporte se ve reflejada en la inexistencia de proyectos enfocados en el mantenimiento y reparación de la infraestructura vial caleña.

La escasez de capital en Cali, impide la pronta realización de las obras de recuperación de la malla vial; se estima que para su total reparación se necesitan $650.000 millones. El dinero con que cuenta el Gobierno Municipal, es insuficiente para acabar o por lo menos disminuir la magnitud del problema. En el 2008, el Municipio sólo dispuso de $18.000 millones de la sobretasa y adicionó otros $9.000 millones, lo cual sólo alcanzó para hacerle mantenimiento a cuatro de cada cien kilómetros de vías. Además, hay que citar que sólo el 10% de las vías de la ciudad reciben el beneficio del 70% de la sobretasa a la gasolina con la construcción del MÍO, ¿y las demás qué? El mal estado en que se encuentran algunas de estas vías ha hecho que sea casi imposible transitar por ellas, disminuyendo así el flujo vehicular y creando mayor congestión especialmente en las horas pico.

Los efectos de verse enfrentado a estas vías sin mantenimiento y en pésimo estado no solo se reducen a ajustes monetarios sino también a graves problemas de salud. Llantas reventadas, ejes partidos, defensas destrozadas, exostos rotos y daños a la lámina y pintura son, entre otras, solo algunas de las secuelas que deja un hueco en los automotores. Pero el daño del vehículo no es nada comparado con los daños que pueden sufrir las personas que van dentro de él. Cuellos lesionados, fracturas de extremidades, contusiones y cortes superficiales y hasta la muerte son algunas de las consecuencias que deja un accidente producido al tratar de esquivar uno de estos cráteres o al caer en ellos.

Ante este devastador panorama, el municipio ha propuesto la implementación de nuevos peajes como solución, debido a que éstos permiten recaudar suficiente dinero para pagar un proyecto muy grande que fue construido por adelantado y para obtener fondos para la reconstrucción y reparación de la malla vial caleña.

En busca de una reducir significativamente la congestión vehicular y lograr avances en el tema de la infraestructura vial, se ha pensado llevar a cabo nuevos megaproyectos viales (21 para ser más exactos) que buscan el desarrollo de la ciudad. Pero, el pensar en grande, ha desviado la atención del mantenimiento de las calles y avenidas, que son igualmente necesarias e importantes para asegurar una buena movilidad vehicular.

Es claro y resalta a la vista, como el avanzar en infraestructura vial y buscar agilidad y eficacia, es necesario para el desarrollo social, económico, turístico -entre otros aspectos- de una ciudad; pero no se debe maquillar el verdadero problema. Las calles y avenidas de una ciudad son ineludibles y en su buen estado radica la base de una buena movilización, pues son los corredores los que permiten un efectivo desplazamiento entre los barrios, y en muchas ocasiones son base para la actividad institucional y económica de la ciudad. La Avenida San Joaquín y la Avenida Cañasgordas, ambas ubicadas en el sur de Cali son un gran ejemplo de lo antes dicho. La Avenida San Joaquín, además de ser la principal entrada y salida de los habitantes de la comuna 22, ha tenido un crecimiento comercial notorio. Hoy en día, alberga numerosas clínicas, centros comerciales y restaurantes. Por su parte, la Avenida Cañasgordas es la principal vía que conecta el sur de la ciudad con las distintas universidades y colegios de la zona. Se estima que por estas dos vías pueden moverse 80.000 vehículos diarios, incluso intermunicipales, lo cual genera congestiones en horas pico; pues por aquí se movilizan no solo los más de 12.000 habitantes de la Comuna 22 y Pance, sino también las 30.000 personas que llegan a las 4 universidades, 33 colegios y clubes privados, mas los 7.000 paseantes que cada fin de semana van al Parque de la Salud y al rio Pance.

En 48 años de historia, el pavimento de Ciudad Jardín y Pance, se ha reducido solamente a asfalto, es decir, no se ha sustituido ni se le ha hecho un buen mantenimiento. Además, fue construido para poco tráfico y la capa de rodadura es de apenas cinco centímetros de grueso, insuficiente para la gran demanda de vehículos. La circulación masiva de los vehículos particulares y de gran tamaño y peso por estas calles generaron las aparición y aumento de los huecos en las vías.

Si es posible resaltar la importancia del las diferentes vías y avenidas de la ciudad, ¿Por qué no pensar mejor en arreglarlas antes de endeudarse construyendo nuevos megaproyectos viales? La Avenida Bicentenario, uno de los 21 megaproyectos viales planteados, pretende unir el norte con el sur de la ciudad en tan solo 10 minutos. Ésta importante obra, tendrá un costo que sobrepasa los $300 mil millones, es decir, representa en promedio 2/3 del presupuesto total necesario para reparar toda la infraestructura vial caleña y por lo tanto, constituye un gasto innecesario. Se debe ser consciente de la realidad, de las necesidades del entorno, y en el caso caleño, antes de intentar atravesar la ciudad por un costado, se debe atacar el problema de raíz y se deben realizar operaciones de mantenimiento y recuperación de las diferentes calles y avenidas de la ciudad.

La falta de recursos humanos y conciencia ciudadana son dos de las principales causas de omisión por parte de las autoridades encargadas del optimo funcionamiento de la infraestructura vial. La administración municipal sólo cuenta con 218 agentes controladores, un número insuficiente para manejar el grave problema de transporte que afronta la ciudadanía caleña. Por esta aguda falta de personal es que muchos transportadores piratas hacen de las suyas en las entradas de Cali, lo mismo que al frente de supermercados, colegios y universidades, ofreciendo una peligrosa modalidad de transporte. La falta de conciencia ciudadana, lo cual incluye la agresividad de los conductores al manejar, la imprudencia de los peatones y la ausencia de señalización también contribuyen al pésimo estado en que se encuentra la infraestructura vial caleña. A Cali le hacen falta 17.000 señales y 200 semáforos, carece de puentes y andenes para que la gente circule, y prima la ausencia de ciclorrutas. Además, el uso exclusivo de buena parte de las vías principales para los buses articulados, le está quitando espacio a cerca de 300.000 vehículos y 200.000 motos que se mueven por la malla vial de la ciudad. Todo esto sin mencionar el caos vehicular que se forma en el centro de la ciudad gracias a las ventas que se toman las vías vehiculares.

Las empresas que realizan los trabajos o intervenciones con fines domiciliarios (acueducto, alcantarillado, teléfonos, gas domiciliario y fibra óptica), juegan un papel muy importante en el tema de la carencia de conciencia ciudadana, pues de acuerdo a Germán Medina Scarpetta, secretario de Infraestructura, estas empresas son las causantes del 80% de los huecos que hay en las calles de Cali.

El caos que se vive en la capital del Valle del Cauca es total, es necesario empezar a tomar conciencia de los actos y a crear aquel sentido de pertenencia por la ciudad el cual se ha ido desvaneciendo con el pasar de los años. El gobierno Municipal y la Secretaria de Tránsito y Transporte deben fomentar el cuidado a la hora de manejar, el respeto a las señales de tránsito y deberían tomar más en serio la falta de puentes y andenes que protejan la vida del transeúnte.

Aunque en la actualidad se están llevando a cabo proyectos para el desarrollo vial de la ciudad como el Sistema de Transporte Masivo –MIO-, que empezó a funcionar a partir del 1 de marzo de 2009 y se han tapado cerca de mil huecos en el primer trimestre del año, todas estas acciones aunque positivas, han generado problemas aun mayores con grandes repercusiones en la infraestructura vial caleña como por ejemplo obras inconclusas que son dejadas al vaivén del tiempo. Además, estos proyectos han sido un problema para la ciudadanía en general, pues las obras de construcción han aumentado la contaminación auditiva superando en 5db a la norma estándar de aceptabilidad de ruido establecida en 65db.

Los hundimientos, los baches, la falta se señalización, y la omisión por parte de agentes de tránsito han hecho de Cali una ciudad intransitable; y son poco notorios los esfuerzo del Gobierno Municipal y la Secretaria de Transito por solucionar este problema que afecta a toda una ciudad. Los índices de accidentalidad y de mortalidad, aumentan conforma aumenta la urbanización, pues el avance de la infraestructura vial no ha podido seguirle el paso al desmesurado crecimiento que ha tenido la capital del Valle del Cauca en los últimos cuarenta años. Hoy en día, aunque predomina la falta de recursos económicos para la mejora de la malla vial caleña, la Alcaldía de Santiago de Cali y la Gobernación del Valle del Cauca pretenden maquillar la triste realidad con megaproyectos viales que tal vez nunca se llevarán a cabo, ya que la corrupción y la falta de conciencia ciudadana es un factor que predomina en ésta admirada ciudad. La infraestructura vial caleña se ha vuelto un dolor de cabeza de consenso general. De seguir por este camino, la salsa no será únicamente lo que caracterice a esta ciudad, las pésimas condiciones en que se encuentra su infraestructura vial terminaran por acabar con la buena imagen de la capital del Valle del Cauca.

Bibliografía